miércoles, 30 de marzo de 2011

Alegrías del Vivir

Hola a todos!

Hoy me he llevado una alegría tremenda. He hecho un descubrimiento grandioso, monumental, inmenso, espectacular. Grande, vamos. Resulta que tengo tres nuevos amigos y resulta, además (esto es lo mejor de todo), que están tan pirados como yo. Sé que te cuesta creerlo, pero es cierto. Al principio sospeché un poco y desconfié de la naturaleza de tanta imbecilidad. Pero era real. Muy real. Sólo puede haber una fuerza celestial detrás de tanta mala suerte y locura desmesurada. Y ahora me siento mucho mejor, más relajada, más comprendida. El sol brilla con más intensidad, el césped es más verde de lo normal, el aire se respira más puro y todas esas chorradas que se te hacen obvias cuando eres feliz.


Porque mira que nos vuelve estúpidos la felicidad. Para empezar es un sentimiento indescriptible que identificas cuando un escalofrío comienza a recorrerte desde la punta de los dedos de los pies hasta la última raíz de tu pelo más rebelde. O, como en mi caso, te da por vomitar de pura emoción. Y entonces ves el mundo con otros ojos; ahora todo es más bonito, porque simplemente, tu paisaje interior se refleja en el paisaje exterior. ¡Es maravilloso! Las personas son más amables, los pantalones vaqueros ya no te parecen tan caros, tus ojeras te dan un toque interesante y sensual. Vamos, que te vuelves majara perdido, como cuando te enamoras, pero peor. Porque el amor viene y se va y, en cualquier caso, tiene un destinatario concreto al que dirigir toda tu dicha. Pero la felicidad, esa compañera engañosa, puede venir disfrazada de cualquier manera. Aprobaste el examen de conducir, te entró la falda del verano pasado, descubriste que la nueva novia de tu ex es un orco y esas cosas. Hay mil motivos para ser feliz, para sentir esa sensación abrumadora de éxtasis que te hace parecer retrasado mental.

Dejas de estar abatido todo el día, deprimido y preguntándote qué es la felicidad y qué se siente cuando eres feliz. Ya no te detestas cuando te ves en el espejo, ya no te sientes como una foca sebosa, desparece esa sensación de inadaptación, de sobrante. Nada de eso. Incluso te desconcierta la sola idea de haber creído tales cosas. En un estado de felicidad absoluto, no tienen sentido esos pensamientos autodestructivos tan trillados en el día a día. Muy al contrario, ahora te sientes bella y delicada cual flor recién nacida. Ahora eres una sílfide, una diosa, una criatura única y especial, digna de amor y cariño.


A ti te resbala que la gente te empuje y te insulte cuando camines por la calle, sonriendo y saludando a todo el mundo, compartiendo tu estado de ánimo, contagiándolo al resto de la humanidad. Porque ahora todo te parece bello: los feos, los guapos, los imbéciles. Nada puede minar tu alegría. Ni siquiera ese taxista que te lleva por el camino largo para cobrarte más porque de todas maneras, pensabas donar tus ahorros a los pobres, ya tú eres demasiado feliz; ni que se te haya acabado la loción hidratante, porque ahora tu piel desprende un aroma natural a canela y espliego; ni siquiera esa chica que se sienta enfrente de tí en la cafetería, que se parece a Mª José Campanario, la pobre. ¡Nada!


Pues el caso es que hoy, cuando volvía a casa desde Barcelona (fui a ver a unos amigos que están estudiando allí y me habían invitado, no a ir a la bibloteca a estudiar con ellos, no, sino a salir de fiesta durante cuatros días seguidos. Y claro, no pude decirles que no). Yo estaba en esa odiosa cola (una de las muchas que tienes que hacer en el aeropuerto), esperando para que revisaran por enésima vez mi tarjeta de embarque y me dejaran subir al avión. Te puedes imaginar la resaca que tenía. Estaba hecha polvo y solo tenía ganas de dormir durante una semana. Y entonces escucho una conversación a mis espaldas, que, no sé por qué, logró captar mi atención. Quizá fuese el hecho de que se estuviesen planteando cuestiones realmente interesantes, como "Tío, si tú vas al baño en el avión y tiras de la cadena, ¿a dónde va todo el emboste?" o "¿Y si se atasca?". Luego empezaron a ser cada vez más gráficos como si no fuese suficiente estar hablando de esos temas a esas horas de la mañana. Y cuando ya me estaba empezando a marear y a sentir náuseas por una descripción especialmente entusiasta sobre el proceso de desechos cayendo al vacío y tocando tierra, me giré burscamente y les miré con los ojos entrecerrados. Dejaron de hablar al instante y les dí las gracias, ya empezaba a sentirme mejor. Pero esas carillas de asustados y avergonzados, me habían ganado. Pobrecillos, no tienen otra cosa que hacer. Seguro que jamás han tenido novia estos pobres desgraciados. Así que me apiadé de ellos y tuve el detalle de tratarlos como si fueran personas humanas. Ellos, claro, no daban crédito. Pero, regalándoles el placer de mi compañía durante el vuelo, acabamos haciéndonos amigos del alma y llevamos todo el día quemando la BlackBerry.

Y eso que cuando los conocí (a cual más repugnante) jamás pensé que acabaría echándoles de menos. Pero tengamos en cuenta que llevaba cuatro días de fiesta y mis niveles de felicidad rebozaban los límites establecidos. Y, aunque deteste reconocerlo, lograron aumentar aún más mi alegría cuando descubrí que los dioses que les habían tocado a ellos eran incluso más burleteros y crueles que los míos y eso, francamente, no era fácil de conseguir.


Kendra.


Mi recomendación del día: Yo siempre había querido ser invisible, hasta que me di cuenta de que si era invisible, podría hacer muchas maldades y reírme mucho pero nadie sabría que las había hecho yo y eso no tenía ningún mérito. Por lo que te aconsejo que si aspiras a algún super-poder, te inclines más por cuestiones de velocidad o fuerza física y esas cosas. Porque al menos, podrás alardear y los demás te creerán si pueden verlo con sus propios ojos. ¡Que elijas bien!

4 comentarios:

MW Company dijo...

jajajajaja, muy bueno lo de la mierdilla del baño, y tu descripción de la felicidad. Muy gráfica :D. sigue así :D.
P.D: MENUDA FIESTA NO??!!!

:D dijo...

que buenooo akabo de ve tu blog de casualdiad por que pik n l tful y me a echo mucha gracia, la verdad que sta muy bien XDDD la felicidad s lo mejo

kiara dijo...

me encantó! si es q la felicidad es asi efímera e intensa. :) un abrazo
Kiara

Anónimo dijo...

Genial entrada. La felicidad está en esos pequeños detalles cotidianos y muchos de nosotros, erróneamente, tratamos de buscarla en aquellos sitios donde creemos que está o donde nos han dicho que se encuentra.

Seguiré leyendo.

El contador de lingotes.